lunes, 29 de septiembre de 2014

Homenaje de Cuadernos de Espeleología a Marcelino Sanz de Sautuola



Este año de 1975 se cumple el centenario del descubrimiento de la cueva de Altamira como yacimiento prehistórico. Fue el verano de 1875 cuando don Marcelino Sanz de Sautuola visitó por primera vez la que después había de ser famosa cueva de Altamira, en las proximidades de Santillana del Mar.
 
Hacía entonces siete años que el campesino Modesto Cubillas, de Vispieres, había dado ocasionalmente con la entrada, totalmente oculta por la maleza. Sautuola no tuvo tiempo hasta 1875 de ir a inspeccionar la nueva gruta y a realizar sus primeras excavaciones. Sabemos que en esta visita, ya centenaria, vio algunas pinturas en negro de las salas más profundas, pero no las dio importancia por su carácter poco realista, sólo a base de puntuaciones. Ciertamente, Altamira entraba en la historia de la Prehistoria' en este año, pero el gran descubrimiento de la bóveda de los bisontes polícromos, verdadero aldabonazo dado a la ciencia prehistórica europea, acaeció cuatro años después, en 1879, cuando don Marcelino volvió de nuevo a la cueva acompañado por su pequeña hija María.



















De aquí que podamos considerar que desde 1975 a 1979 estos cuatro años próximos, estamos en fase de celebración de actos conmemorativos ante fechas tan señaladas, encaminados sobre todo a recoger una doble vertiente. 

De un lado, a exaltar la importancia trascendental que para la historia de la cultura y del arte universal tuvo el descubrimiento de Altamira. De otro, a recordar la ilustre figura de Marcelino Sautuola, cuya intuición genial le hizo entrar por la puerta por donde sólo han pasado las grandes personalidades y los grandes ingenios: la de la fama.

Sautuola, que nunca hasta ahora exceptuando el nombre que el Museo de Prehistoria de Santander dio a su Sección de Espeleología y al Seminario ha recibido un homenaje de agradecimiento ni por parte de los científicos, ni de autoridades, bien merece  que, aprovechando esta plataforma del centenario de su extraordinario descubrimiento, vuelva a la actualidad, y se muestre al mundo, a la ciencia y a las gentes, la categoría de su personalidad, el valor de sus previsiones y la trascendencia del hallazgo que dio a Occidente y a España las primicias del nacimiento del arte.

Bien estaría que el Patronato de las Cuevas Prehistóricas organizase para estos cuatro años, que han de culminar en 1979, una serie de actos, publicaciones, conferencias, estudios, etc., que vengan a proclamar internacionalmente el valor de un español que supo, con su amigo Vilanova, mantener por encima de toda oposición, por alta que viniese, su criterio acertadísimo de la fecha paleolítica para el gran conjunto de pinturas de Altamira.

Porque desde el momento de su hallazgo, Altamira fue un hito que ha ido engrandeciéndose en su significado conforme los años han transcurrido.

Gracias a ella, Santander fue elegido como escenario de muchas e internacionales experiencias científicas sobre la Prehistoria, y centro de atractivo para los grandes prehistoriadores europeos. Desde Altamira, Santander ha ido ocupando puesto, de los primeros, en hallazgos y materiales del hombre del Paleolítico y hoy nuestra prehistoria es, sin duda, una de las aportaciones más significativas a la cultura universal. Si en algo Santander se conoce y valora internacionalmente es como foco primerísimo de esa época apasionante e inicial de la vida del hombre como especie.

Hace también muchos años que se viene clamando por dar a Santander la altura que le corresponde por encerrar el conjunto de pinturas más geniales del hombre primitivo, y por la categoría de sus yacimientos arqueológicos, conocidos universalmente. Santander es el lugar más idóneo para enseñar a los estudiantes, no sólo españoles, sino del mundo entero, esa etapa misteriosa que fue sentando las bases de las grandes civilizaciones. Para ello la futura Facultad de Letras habría de considerar como una de sus más trascendentales aspiraciones la creación de un Centro o Instituto Internacional de Prehistoria que ofreciese a Europa y a los demás continentes lo que estamos obligados a dar, por imperativo del destino, puesto que de ello se nos ha entregado a manos llenas.

«Cuadernos de Espeleología» estima que uno de los más auténticos homenajes al descubridor de Altamira sería la potenciación, a la altura que le corresponde, de la prehistoria montañesa, que es, de hecho, la prehistoria universal.

Al cumplirse el centenario de la reaparición ante el hombre civilizado de la obra más genial del arte de la antigüedad prehistórica, «Cuadernos de Espeleología » quiere hacer resaltar el mérito y la genial previsión de Sautuola, que abrió campos insospechados al conocimiento de la sensibilidad y la mente del hombre del paleolítico y colocó el nombre de España y de Santander en primera línea en esta ciencia, todavía muy joven y apasionante, que se llama Prehistoria.

Bibliografia
Cuadernos de Espeleología 8
Publicaciones del Patronato de las Cuevas Prehistóricas de la Provincia de Santander
1975